viernes, 17 de septiembre de 2010

Romero para el Perú

Romero para el Perú




Dionisio Romero Paoletti en el hangar de productos de Alicorp, espejo del crecimiento de la demanda por alimentos y de la inflación.


Todo empezó con la exportación de sombreros de paja toquilla a Panamá 120 años atrás. Desde entonces el negocio ganó en complejidad y dimensión, aunque siempre hilando fino. Hoy el Grupo Romero es uno de los diez consorcios más grandes del país y líder en áreas estratégicas como logística marítima, agroindustria, textiles y electrodomésticos.

“Venimos creciendo de manera importante”, afirma Dionisio Romero Paoletti, 43, presidente del Directorio del Grupo Romero, consorcio peruano dueño de 25 empresas de manufactura, comercio y servicios logísticos, entre los cuales destaca Alicorp.

La familia se encargó de adiestrarlo para la difícil tarea. Estudió en el colegio Roosevelt de Lima y sacó su bachillerato en la prestigiosa Universidad de Brown, New Haven, EE.UU. Hizo turnos nocturnos en la fábrica de Lima y “cometí todos los errores habidos y por haber” como subgerente de Interoceánica de Comercio, cuando aún tenía una melena larga y cierto parecido al actor Dustin Hoffman de joven.

Poco después marchó urgente a estudiar una Maestría en Administración de Empresas en la Universidad de Stanford, California, donde se pulió al diamante.

El joven lleva la batuta del Grupo Romero desde el 2001, “nombrado por mi padre y mis tíos”. Se trata de una larga línea de sucesión. Dionisio Jr. sucede a Dionisio Romero Seminario padre, y éste a Dionisio Romero Iturrospe, hijo de Calixto Romero Hernández. Aquel fue un empeñoso español de prominente quijada, que sentó sus reales en Catacaos, Piura, en 1888.

Alicorp es fabricante masivo de tallarines, aceites, mantecas, mayonesas, detergentes y jabones, de las más diversas marcas, así como el principal proveedor de harina para la producción de pan del país.

El primer semestre del presente año, la empresa reportó ventas netas por S/. 1,670 millones, un 33% de crecimiento con respecto al mismo periodo el 2007.

La fábrica ubicada en la Av. Argentina es una pequeña urbe dentro del Callao, con avenidas, bermas centrales y palmeras norteñas que son el sello distintivo del Grupo Romero. Enormes trailers circulan por el interior, las líneas de producción operan de manera automatizada, en ambientes esterilizados, con el personal enfundado en mandiles blancos, ajenos al traqueteo ensordecedor al otro lado de los altos muros.

El Directorio del Grupo Romero presidido por Dionisio Jr. está integrado por cinco primos –Luis Romero Belismelis y José Antonio Onrubia Holder, entre otros– y tres directores representantes de las AFPs, socias del consorcio con más de un tercio de las acciones, y grandes consumidores de bonos.

En efecto, en el último lustro el Grupo Romero apretó el paso, consolidando sus actividades en rubros de mayor valor agregado dentro y fuera del país. En los últimos nueve meses, sólo Alicorp invirtió cerca de US$ 80 millones en la compra de la fábrica de detergentes The Value Brand de Argentina, Productos Personales S.A (Propensa) en Colombia, y la empresa de helados Eskimo en Ecuador.

En junio, a través de Primax, desembolsó US$ 47 millones por la participación de Repsol en Ecuador, quienes liaron bártulos dejando 123 estaciones de servicio y lubricantes al mejor postor. Del mismo calibre es la inversión este año en el sector pesquero, con la compra de dos pesqueras adicionales, a través de Pesquera Giuliana.

Un salto audaz se dió en el 2004, cuando Romero Trading se asoció con ENAP de Chile y compra las estaciones de Shell Perú, eventualmente, Primax S.A. El 2005 adquieren Sitel, empresa de telecomunicaciones. El 2006, el 30% de las acciones de Ambev Perú y consolidan los proyectos de biogas y biodiesel. El año pasado completan la adquisición de Digital Way S.A., empresa de telecomunicaciones proveedora de servicios de conectividad inalámbrica de Banda Ancha.

El Proyecto Vicus, que en el 2010 logrará una línea genética más productiva y resistente de algodón Pyma, ya está en el partidor, así como la propuesta para construir dos nuevos puertos, el granelero y de contenedores, en la bahía de Ancón, y de minerales en Végueta, en el Norte chico. Cada uno de los proyectos es del orden de los US$ 100 millones como mínimo.

“Nuestra plataforma es el Perú”, afirma Dionisio Jr. “No vamos a desmontar nuestras fábricas del país”.

Así mismo, empieza a desmarcarse del tradicional perfil bajo de su padre, y ya es un colaborador frecuente de las páginas editoriales de los diarios locales, en donde publica sus puntos de vista sobre el desarrollo nacional con calculado pluralismo.

“Me fascina”, contesta al consultársele qué se siente ser heredero de un consorcio de tamaña complejidad. “Es un placer trabajar por algo que es tuyo y que tiene historia. Eres parte de una continuidad. La responsabilidad consiste en dejarlo un poco mejor de lo que nos lo dieron, a la próxima generación”. Si la cuarta generación tiene 23 miembros, la quinta más de sesenta. Al frente, este muchacho con más de dos dedos de frente.

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